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La matrícula, el costo del crédito y las huelgas en la UPR

By Rafa Irizarry

La Universidad de Puerto Rico (UPR) recibe aproximádamente 800 millones de dólares del estado cada año. Esta inversión le permite ofrecer salarios más altos, lo cual atrae a los mejores profesores, tener las mejores instalaciones para la investigación y enseñanza, y mantener el precio por crédito más bajo que las universidades privadas. Gracias a estas grandes ventajas, la UPR suele ser la primera opción del estudiantado puertorriqueño, en particular los dos recintos más grandes, Río Piedras (UPRRP) y Mayagüez. Un estudiante que aprovecha su tiempo en la UPR, además de formarse como ciudadano, puede entrar exitosamente en la fuerza laboral o continuar sus estudios en las mejores escuelas graduadas. El precio módico del crédito, en combinación con las becas federales Pell, han ayudado a miles de estudiantes económicamente desaventajados a completar sus estudios sin tener que endeudarse.

En la pasada década una realidad preocupante ha surgido: mientras la demanda por la educación universitaria ha crecido, demostrado por el crecimiento de la matrícula en las universidades privadas, el número de estudiantes matriculados en la UPR ha bajado.

¿Por qué ha bajado la matrícula en la UPR? Una explicación popular es que “la baja en matrícula es provocada por el aumento en el costo de la matrícula”. La teoría de que un alza en costos disminuye la matrícula es comúnmente aceptada pues tiene sentido económico: cuando el precio sube, las ventas bajan. Pero entonces ¿por qué ha crecido la matrícula en las universidades privadas? Tampoco lo explica un crecimiento en el número de estudiantes ricos ya que, en el 2012, la mediana de ingreso familiar de aquellos jóvenes matriculados en algún recinto de la UPR era de $32,379; en contraste, la mediana de ingreso de aquellos que están matriculados en una universidad privada era de $25,979. Otro problema con esta teoría es que, una vez ajustamos por inflación, el costo del crédito se ha mantenido más o menos estable tanto en la UPR como en las unversidades privadas.

Ahora, si miramos detenidamente los datos de la matrícula notamos que los bajones más grandes fueron precisamente en los años de huelga (2005, 2010, 2011). En el 2005 comienza una tendencia positiva en la matrícula del Sagrado, con el crecimiento más alto en el 2010 y el 2011.

Actualmente, varios recintos, incluyendo Río Piedras, están cerrados indefinidamente. En una asamblea nacional asistida por 10% de los más de 50,000 estudiantes del sistema, una huelga indefinida fue aprobada en una votación de 4,522 a 1,154. Para reiniciar labores los estudiantes exigen que “no se impongan sanciones a los estudiantes que participen en la huelga, que se presente un plan de reforma universitaria elaborado por la comunidad universitaria, que se audite la deuda pública y se restituya a los miembros de la comisión evaluadora de la auditoría pública y su prepuesto”. Esto ocurre como respuesta a la propuesta por la Junta de Supervición Fiscal (JSF) y el gobernador de reducir el presupuesto de la UPR como parte de sus intentos de resolver una grave crisis fiscal.

Durante el cierre, los estudiantes en huelga le impiden la entrada al recinto al resto de la comunidad universitaria, incluyendo aquellos que no consideran la huelga una manera efectiva de protesta. Aquellos que se oponen y quieren continuar estudiando, se les acusa de ser egoistas o de ser aliados de quienes quieren destruir la UPR. Hasta ahora estos estudiantes tampoco han recibido el apoyo explícito de los profesores y administradores. No debe sorprendernos si los que quieren continuar estudiando recurren a pagar más en una universidad privada.

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Aunque existe la posibilidad de que la huelga ejerza suficiente presión política para que se responda a las exigencias determinadas en la asamblea, hay otras posibilidades menos favorables para los estudiantes:

  • La falta de actividad académica resulta en el exilio de miles de estudiantes a las universidades privadas.
  • La JSF usa el cierre para justificar aun más recortes: una institución no requiere millones de dolares al día si está cerrada.
  • Los recintos cerrados pierden su acreditación ya que una universidad en la cual no se da clases no puede cumplir con las normas necesarias.
  • Se revocan las becas Pell a los estudiantes en receso.

Hay mucha evidencia empírica que demuestra la importancia de la educación universitaria accesible. Lo mismo no es cierto sobre las huelgas como estrategia para defender dicha educación. Y cabe la posibildad que la huelga indefinida tenga el efecto opuesto y perjudique enormemente a los estudiantes, en particular a los que se ven forzados a matricularse en una universidad privada.

Notas:

  1. Data proporcionada por el Consejo de Educación de Puerto Rico (CEPR).

  2. El costo del crédito del 2011 no incluye la cuota.